miércoles, 21 de octubre de 2009

NOTA DEL PRODUCTOR

SOUL KITCHEN es una atrevida y sucia película hogareña. Al igual las películas alemanas de los cincuenta, habla de la amistad, el amor y la vida en una comunidad parecida a un pueblo, el “Soul Kitchen”. El tema central es, el hogar que incluye a la familia y a los amigos, el refugio, el lugar mágico donde uno se enamora o desenamora. Pero SOUL KITCHEN no se limita a las relaciones humanas, también es un ataque directo contra el aburguesamiento que convierte a los antiguos distritos obreros en barrios de moda y en proyectos inmobiliarios donde abunda la especulación. La historia de SOUL KITCHEN podría ocurrir en cualquier ciudad grande, pero aquí transcurre en Hamburgo, la ciudad de Fatih Akin, en un barrio de los extrarradios llamado Wilhelmsburg.

SOUL KITCHEN es un intento de hacer una película de corte clásico de la forma más original posible o, si se prefiere, ser fiel a un género sin perder el estilo que nos caracteriza. La historia es auténtica, igual que los actores.

La música tiene un importante papel en la película, como lo tenía en Contra la pared. “La música alimenta el alma”, grita Zinos a la inspectora de Hacienda cuando esta confisca el equipo de música porque no ha pagado los impuestos. La música soul es el corazón del restaurante “Soul Kitchen”; desde versiones instrumentales funky de Kool & The Gang, Quincy Jones o Mongo Santamaría, hasta el clásico R & B con Sam Cooke y Ruth Brown. Pero hay más. La banda sonora es una mezcla del típico hip hop de Hamburgo y sonidos electrónicos, el rembetiko griego y la canción “La paloma”. Típico de Fatih Akinn, pero no se puede hacer una película en Hamburgo sin un tema de Hans Albers, un cantante y actor muy popular en los años treinta y cuarenta.

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